
Proseguir Hacia la Meta
Cada día es una nueva oportunidad para acercarnos más a Dios, crecer en fe y vivir con propósito. No miremos atrás con culpa ni nos detengamos por el temor; sigamos adelante con la mirada puesta en Cristo.

Nadie Encontrará a Dios por Sí Solo
Muchos creen que pueden encontrar a Dios mediante su propio esfuerzo o sabiduría, pero la Biblia nos dice lo contrario. Por nuestra naturaleza pecaminosa, estamos alejados de Dios y no lo buscamos por nuestra cuenta. Es Él quien, en su amor y misericordia, nos llama y nos atrae hacia Él.

Superando las Tentaciones
La vida cristiana no está exenta de desafíos, y uno de los mayores obstáculos que enfrentamos es la tentación. Todos experimentamos momentos de debilidad donde las tentaciones parecen más fuertes que nuestra voluntad. Sin embargo, como seguidores de Cristo, tenemos una fuente inagotable de fortaleza y sabiduría para resistirlas.

Dios es el Único Digno de Gloria
Apocalipsis 4:11: "Señor, digno eres de recibir la gloria, la honra y el poder; porque Tú creaste todas las cosas, y por Tu voluntad existen y fueron creadas."

El Gozo Nace en la Presencia de Dios
“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea completo” (Juan 15:11).

Por Siempre Tú Reinarás
Cuando enfrentamos dificultades, podemos recordar que nuestro Rey es inamovible. Su poder no disminuye y su amor no cambia. No importa lo que enfrentemos, podemos confiar en que Dios sigue reinando y tiene el control de todo.

¿Seremos Todos Arrebatados?
El arrebatamiento será repentino, como un relámpago en el cielo (Mateo 24:27). No habrá tiempo para prepararse en el último momento. Jesús nos llama a velar y estar listos, porque "el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis" (Mateo 24:44).

¿Por qué Dios permite el mal?
El mal y el sufrimiento no son eternos. Apocalipsis 21:4 nos da una promesa gloriosa: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor.” El problema del mal es temporal, pero la victoria de Dios es eterna.

Los Sufrimientos de Cristo: Amor en la Cruz
Jesús, el Hijo de Dios, no solo vino a enseñarnos el camino, sino que se hizo el camino al sufrir en nuestro lugar. Cada herida, cada golpe, cada burla que recibió tenía un propósito: nuestra redención.

El Señor Conoce a los Suyos
¿Vives con la confianza de que eres conocido y amado por Dios? ¿Descansas en la certeza de que Él nunca te dejará? Hoy, recuerda que no estás solo, porque el Señor conoce a los suyos y jamás los abandona.

Afirmando Nuestros Corazones
Dios nos llama a afirmar nuestro corazón en Él, a enraizarnos en Su verdad y a permanecer firmes en la fe.

Dios Conoce Tus Lágrimas y Escucha Tu Clamor
Él recoge nuestras lágrimas y nos da consuelo cuando acudimos a Él con un corazón sincero.

Transformados por la Oración
"Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42).

En Sus Manos Te Llevará
"El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen, y los defiende."

Tendremos Gloria Eterna
En Cristo, tenemos la esperanza viva de que un día estaremos en la presencia de Dios, disfrutando de Su gloria por la eternidad. Allí no habrá más llanto, dolor ni muerte, sino plenitud de gozo en Su amor eterno (Apocalipsis 21:4).

Completos en Cristo
"Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar." – Mateo 11:28

Vida Juntamente con Cristo
En Cristo, encontramos esperanza, restauración y una razón eterna para vivir.

Me Diste Vida
Cada respiración que tomamos es un recordatorio del regalo de la vida que Dios nos ha dado. Él nos formó con amor, nos dio propósito y nos llena de Su Espíritu para que vivamos plenamente en Su gracia.

Confianza en el Control de Dios
Dios nunca ha perdido el control. Él es el Creador y Soberano de todo lo que existe. Aunque no siempre entendemos Sus planes, podemos confiar en que Él tiene un propósito mayor en cada situación.

Conociendo el Amor de Cristo
El amor de Cristo es inmenso, profundo y eterno. Es un amor que no depende de nuestras acciones, sino que está arraigado en Su carácter y Su gracia.