Transformados por la Oración
A veces oramos esperando que Dios cambie nuestras circunstancias, pero en el proceso, Él nos cambia a nosotros. La oración no es un intento de convencer a Dios de hacer lo que queremos, sino un medio para alinear nuestro corazón con Su voluntad.
Un ejemplo cotidiano es cuando enfrentamos una dificultad en el trabajo o en la familia. Podemos pedir a Dios que cambie la situación, pero en la oración descubrimos que Él, en cambio, cambia nuestra actitud, dándonos paciencia, paz y sabiduría para manejarla mejor.
Jesús mismo oró en Getsemaní diciendo: "Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya" (Lucas 22:42). Aunque su situación no cambió, fue fortalecido para enfrentarla.
Cómo Aplicarlo:
Ora no solo para pedir cosas, sino para buscar la presencia de Dios.
En momentos difíciles, pídele que te transforme a través de la prueba.
Confía en que Dios sabe lo que es mejor, aun cuando no responda como esperas.
Oración:
Señor, ayúdame a entender que la oración no es para cambiarte a Ti, sino para cambiarme a mí. Enséñame a confiar en Tu voluntad y a permitir que Tu paz y sabiduría transformen mi vida. En el nombre de Jesús, Amén.
Versículo para recordar:
"Deléitate asimismo en Jehová, y él te concederá las peticiones de tu corazón." – Salmos 37:4